El camino se hace en gerundio
El otro día me llamaron del negociado de mi facultad para recoger el suplemento del título a nivel europeo, es un certificado que garantiza que mi título de graduada en Filosofía por la UVA es válido en cualquier país miembro de la Unión Europea.
Es un certificado sin más, nada especial en sí, pero me dio mucha ilusión. Además vino mi madre a visitarme en Valladolid ese día, lo cuál fue una excusa para hacerme una foto con el certificado en la ciudad donde estudié y me saqué el grado (y donde ahora estoy cursando el máster de educación).
Reflexionado sobre estos cinco años que ya han pasado, mientras yo hacía la carrera, me di cuenta de lo mucho que he ido aprendiendo pero también las ganas que tengo de seguir aprendiendo, esté en el camino que esté.
Fue entonces cuando recordé mis lecciones sobre el seminario de Hegel que fui en mis años en la facultad, seminario al que sigo yendo cuando mis horarios con el máster me lo permiten. La idea que transmite Hegel en la fenomenología del espíritu, es que no se debe entender la filosofía como un conocimiento concreto, determinado, acabado y descubierto, sino como dice el profesor José Manuel Chillón (organizador del seminario de Hegel): lo propio de la filosofía es estar siempre en proceso, en camino, en trayecto, es una ciencia de búsqueda continua. Como nos dicen los filósofos desde Aristóteles a Heidegger el camino de la filosofía es el propio que hacer filosófico.
Esta idea me gusta en especial cuando pienso en mi futuro como docente, pues creo que siempre me gustará aprender y también la oportunidad de enseñar lo aprendido, siempre formándome e innovándome como profesora, e incorporando mis vivencias a mi ámbito filosófico y existencial. Creo que ambas cosas se complementan a la perfección y encajan con mi forma de ver la vida.
Quizá por mi forma de entender la vida una de las cosas que más me gusta hacer en mi tiempo libre es viajar. Los viajes son la representación del aprender en el camino, como nos dice Kavafis en su poema Ítaca:
“cuando emprendas tu viaje a Itaca,
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias”
El viajar (sea lejos o cerca) nos hace disfrutar del propio camino que recorremos, y no solo de buscar un objetivo concreto o llegar a un destino, sino que nuestra experiencia es el propio viaje que hacemos. Creo que el viajar es algo que debemos hacer si se nos presenta la oportunidad, pues nos hacen aprender otras formas de ver la vida, ver cultura y darnos cuenta de lo bonito que es disfrutar del propio camino lejano para cuando volvamos amar también transcurrir en lo cercano.
Uno de mis viajes favoritos fue el que hace unos años realice a Oporto.
(Análisis y reflexión, nº4)
¡Que bonito! Me ha encantado la idea de estar siempre en proceso y seguir innovando. Y también me ha parecido muy chulo que de tus viajes te traigas libros de recuerdo, seguro que tienes una colección chulísima.
ResponderEliminar¡Qué post tan bonito! Es super especial que tengas esa filosofía de vida de disfrutar el camino hasta llegar a un objetivo. Creo que se reflejará mucho en tu forma de enseñar y como vas a seguir innovando y disfrutando con el paso de los años. ¡Es chulísimo lo de traerte los libros de viaje! Y totalmente acertada en la comparación con cómo los libros nos hacen viajar.
ResponderEliminar¡Sigue viajando y aprendiendo! Entretente lo que haga falta y si es preciso para seguir el camino, desaprende y suelta peso.
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